Tienes una cita importante o algo que hacer que no se te puede olvidar. Para ello, apuntas tu cita en un papel, post-it, en el calendario, en una agenda, en tú móvil… en algún sitio donde sabes que podrás tenerlo visible para que no se te olvide.
Sin embargo, hay citas o cosas que hacer que, aunque las hayas apuntado a conciencia, son tan importantes que no las olvidas.
Lo más curioso todavía, son aquellos detalles que nos hacen recordar que tenemos una cita apuntada. ¿Qué es eso? ¿Por qué algunos de estos detalles se pegan en nuestra memoria, mientras que otros, que habíamos contemplado momentos antes, no lo hacen?
Dicen los investigadores de la Universidad Estatal de Pennsylvania, que si queremos recordar algo, tenemos que “darle al interruptor” de nuestra memoria.
Por lo tanto, cuando ocurre algo en nuestras vidas, es imprescindible que se “encienda” nuestra memoria con una serie de pasos que indicamos más abajo de estas líneas, para que quede retenido en nuestra mente. No por el simple hecho de que algo ocurra vamos a recordarlo durante un tiempo o, incluso por siempre, con tanta facilidad.
Claro está, que esto que indicamos no afecta a un hecho o acontecimiento de nuestra vida, como por ejemplo el día de nuestra boda o cuando nace nuestro hijo, ya que son de por si hechos importantes y únicos que mecánicamente nuestra memoria trata de retener para ser un recuerdo de por vida hasta el final de nuestros días.
La emoción, la intensidad y las ganas hacen despertar a nuestro interruptor de la memoria para que grabe al detalle todo este acontecimiento. Al contrario, y por desgracia, en hechos traumáticos como la muerte de un ser muy cercano o un accidente, también ocurre lo mismo.
El estrés, el shock y el miedo hacen despertar y activar al interruptor d nuestra memoria, de manera que se queda en nuestras mentes aquel hecho tan desagradable. Esto es un claro inconveniente en tragedias, ya que querríamos olvidar esto de nuestras vidas, y parece imposible, nos persigue.
Dejando a un lado acontecimientos, desagradables o agradables, cuando ocurre un hecho cotidiano, del día a día, es más propenso que ese recuerdo o detalle pase por alto. Sin embargo, podemos activar nuestra memoria para que algo se nos quede en “la retina”.
Cómo encender la memoria
¿Por qué, cuando mi marido va a la tienda a comprar la leche, se olvida de la leche? ¿Hay alguna manera de desbloquear el misterio de por qué puedo recordar la ubicación del estadio de esta semana del partido de fútbol de mi hijo, pero nunca, nunca el tiempo que dura el partido? ¿Qué puedo hacer para recordar estos detalles? A continuación de mostramos 3 secretos o claves para que nuestra memoria se active cuando queremos:
1. Nuestra memoria es como una cámara de vídeo: debe estar encendida para que grabe.
Con un mensaje simple como “esto es lo que vas a necesitar para recordar”, puedes poner tu memoria en el modo de grabación y ser más propenso a recordar la información que estás recibiendo.
2. Estar en reposo para recordar
Hay decenas de estudios que nos muestran el sueño como un refuerzo potente de la memoria. Mientras que el cerebro despierto puede recoger recuerdos, el cerebro optimiza la consolidación de la memoria cuando dormimos.
Durante el ciclo de sueño de ondas lentas, los recuerdos recogidos durante el día se integran en nuestra memoria a largo plazo para su posterior recuperación.
3. Decir una palabra en voz alta para recordar
Los pequeños aumentos de memoria vienen cuando realmente vocalizamos la palabra que estamos tratando de recordar a modo de señuelo. Decir una palabra en voz alta, de acuerdo con los investigadores, hace que la palabra sea distintiva y seamos más propensos para recordarla.
Podemos usar sencillas estrategias para potenciar el recuerdo de las cuestiones cotidianas. ¡Esperamos que os sea útil!
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