El curso “Jóvenes Guardianes de Teotihuacan” fue reconocido por la UNESCO como un proyecto ejemplar de trabajo con las comunidades, al vincular a los habitantes de las poblaciones que circundan el sitio prehispánico con su patrimonio cultural.
Impulsado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el taller ha reunido desde 2011 a niños y jóvenes de 6 a 15 años de edad que, convertidos en jóvenes guardianes, contribuyen a preservar los valores universales excepcionales de esta zona arqueológica inscrita en la Lista de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) desde 1987.
El organismo internacional incorporó estas actividades de verano al programa World Heritage Volunteers 2015 (Voluntarios para el Patrimonio Mundial), en el marco de su Programa de Educación, a través del cual convoca a voluntarios internacionales, mayores de 18 años, a integrarse a este esfuerzo para contribuir a conservar esta zona de monumentos arqueológicos, que cada año recibe alrededor de 3 millones de visitantes.
Resulta indispensable que los voluntarios, al volver a sus países de origen, compartan la experiencia vivida en México y repliquen este proyecto, con el cual la UNESCO pretende que los jóvenes tomen la tarea de conservar y promover los bienes declarados patrimonio mundial, dijo la arqueóloga Elba Estrada Hernández, coordinadora del programa.
El objetivo ha sido trabajar con las comunidades de los municipios de San Juan Teotihuacan y San Martín de las Pirámides, donde hay muchos niños y adolescentes que, aunque parezca extraño, no conocen el sitio arqueológico, detalló al referirse al origen y características del curso de verano “Jóvenes Guardianes de Teotihuacan”.
Entre tanto, el arqueólogo Eduardo Escalante, de la Dirección de Operación de Sitios, expresó que el taller se desarrollará de manera gratuita del 20 al 31 de julio, con sesiones de 9 a 13:30 horas. “Tener el respaldo de la UNESCO, a través del programa de Voluntarios para el Patrimonio Mundial, permitirá difundir el proyecto en diversos países y reforzar el trabajo ejemplar y compromiso del INAH con instancias internacionales”.
El primer año del curso de verano se abrió la convocatoria para 40 asistentes, pero fue tal la demanda, que se amplió a 87 participantes. “Los niños estaban entusiasmados en acudir al curso y la experiencia fue muy emotiva: logramos tener contacto con 80 familias de la localidad”, dijo Elba Estrada.
Este curso, en su quinta edición, tiene una plantilla de 107 niños que acuden año con año; siempre quedan vacantes, porque hay participantes que rebasan la edad permitida o cambiaron su residencia, aunque no falta quien se las ingenie para asistir.
Se trabaja con cinco grupos organizados por edades, asistidos por jóvenes capacitados. A través de actividades lúdicas, se explica a los participantes el significado de conceptos, como patrimonio tangible o intangible, sitio histórico o arqueológico, bien cultural o natural, y se reconocen los valores universales excepcionales de Teotihuacan, para lo cual se visitan los conjuntos habitacionales, los museos y áreas poco frecuentados por el turismo dentro de la zona, explicó la arqueóloga.
“En coordinación con los objetivos planteados en el plan de manejo para la zona de monumentos arqueológicos, la intención es formar niños y jóvenes que protejan el patrimonio que está a su alcance y fortalecer la identidad cultural”, especificó.
El curso abordó en su primer año el tema de patrimonio arqueológico e histórico, haciendo un comparativo con el Ex Convento de Acolman, cercano al sitio. El segundo año se trabajó en torno a las diferencias entre patrimonio cultural y natural. La tercera edición estuvo dedicada a las características de los sitios arqueológicos mexicanos que figuran en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Hace un año se estudió lo referente al patrimonio inmaterial, con énfasis en los hábitos y costumbres que nos definen como mexicanos, y este año el tema será el patrimonio natural mexicano, con el cual se busca reforzar el concepto de sustentabilidad y cuidado del entorno. Asimismo, como en los recientes dos cursos, se buscará sensibilizar a los niños sobre la importancia de vivir en un ambiente incluyente.
La incorporación al programa de Voluntarios para el Patrimonio Mundial se da en el marco de las celebraciones del 70 aniversario de la UNESCO y en la continuación de la Década de la Biodiversidad (2011-2020).
Este año, el organismo mundial validó 53 proyectos de 34 países: 10 son de Latinoamérica, y de éstos, cuatro pertenecen a México. Uno corresponde al de Teotihuacan, donde participarán cinco voluntarios. Al respecto, ya han sido aceptados un español, una peruana y una mexicana, y sólo quedan dos lugares disponibles.
Los voluntarios están convocados una semana antes de comenzar el curso para detallarles en qué consiste el trabajo y su integración como monitores, uno en cada grupo, a fin de reforzar el registro de las actividades. El objetivo es que convivan no sólo con los guardianes sino con sus familias.
La antropóloga Ruth Landeros, de la Dirección de Operación de Sitios del INAH, comentó que el proyecto ya ha madurado, se han logrado muy buenos resultados y es momento de abrirlo al mundo. “Con este curso se vincula a los niños con su patrimonio y se siembra en ellos una semilla que en el futuro podría germinar convirtiéndolos en gestores o promotores de los bienes culturales”.
Al final, se presentará un informe a la UNESCO para que se evalúen los cinco años de actividad, con la aspiración de obtener el reconocimiento de Buenas Prácticas por parte del organismo mundial.
Información de: INAH
Imagen de: inah.gob