A unos meses de que arrancó el programa “Alimentación para el Bienestar”, lo ocurrido en Nayarit podría significar el más evidente fracaso de esta nueva política alimentaria, señaló la senadora Ivideliza Reyes Hernández.
Cuando se anunció, en agosto del año pasado, la fusión entre SEGALMEX y DICONSA -después de sonados escándalos de corrupción- y se dio a conocer el impulso del programa “Alimentación para el bienestar”, pudimos saber de la importancia que tendría para el naciente gobierno de Claudia Sheinbaum. Dicha creencia se reafirmó cuando se anunció también el nombre de su titular, María Luisa Albores, dos veces secretaria de estado con López Obrador y persona de todas las confianzas del expresidente.
No obstante, todo salió mal. El año pasado, el gobierno estatal entregó a los productores semillas de diferentes calidades y características, lo que impactó, desde luego en la calidad del frijol cosechado, mismos que los técnicos de Alimentación para el Bienestar se resisten a recibir.
Las bodegas dispuestas para almacenar el frijol, responsabilidad de la institución a cargo de la ingeniera Albores, abrieron con casi un mes de retraso.
Los productores del norte de Nayarit que intenten vender su frijol deben pagar ellos mismos el traslado, el encostalado y a los cargadores, lo que constituye una pérdida, sin contar con que el pago por parte del gobierno federal a los productores no es inmediato y, muchas veces, es incierto.
Por ello, la senadora por Nayarit lamentó que esta temporada de cosecha de frijol, para miles de productores del norte de Nayarit significó una pérdida millonaria.
Redacción