La víspera de la toma de posesión del presidente estadounidense Donald Trump, el senador Manuel Huerta se sumó al llamado a la unidad nacional que requiere el país, ante las amenazas de deportaciones de connacionales y la posible aplicación de aranceles a los productos que México exporta a la Unión Americana, así como por el gabinete de Trump, cuyas posturas se han considerado antiinmigrantes.
“A unas horas de que jure ante su Constitución el mandatario Trump, debemos cerrar filas como gobierno en todos los niveles —federal, estatal y municipal— y en sus instituciones. En la nueva etapa de la relación bilateral con Estados Unidos, nuestra Presidenta la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo enfrentará grandes retos, que ya ha delineado, comenzando con un plan que defienda a las mexicanas y mexicanos que trabajan en Estados Unidos, partiendo de reconocer su contribución a la economía estadounidense, la cual debe ser valorada por el gobierno entrante”, expuso.
El senador veracruzano realizó este fin de semana giras por municipios de la entidad para promover las reformas constitucionales aprobadas por el Congreso de la Unión. En ellas destacó que “los gobiernos de los estados y los municipios están llamados a trabajar coordinadamente para dar la bienvenida a los compatriotas en su retorno y en su integración social y económica”.
Los gobernadores y los alcaldes, entonces, deben asumir una postura proactiva ante el regreso de mexicanas y mexicanos en un escenario complejo, que debe verse como una oportunidad. Ya sea a través de su participación en el campo, de sus oficios o profesiones, por su mano de obra calificada y su aporte a las comunidades —tanto en municipios como en ciudades—, o bien, con el respaldo que las autoridades puedan implementar a su favor, consideró Huerta.
Aun en un marco extremo de deportaciones masivas, la fortaleza de México se fundamentará en el diálogo, en un plano de igualdad ante el gobierno de Trump, bajo la figura de socios comerciales. Esto coloca a nuestro país en una posición de paridad política, comercial y jurídica, de manera similar a la que permite a México imponer aranceles a los productos que Estados Unidos exporta al territorio nacional.
Debe comprenderse que las economías de México y Estados Unidos se complementan en busca de la prosperidad compartida. Contamos con un tratado comercial —el T-MEC— que contempla paneles para resolver controversias; por ello, sería inadecuado iniciar una guerra comercial en la que todos podrían perder. “Lo que aquí se produce o manufactura, al aplicarse aranceles, será contraproducente para los consumidores en EE.UU., por citar un ejemplo”, consideró el integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
Por esa razón, el país está llamado a un esfuerzo en conjunto, por ejemplo en el caso del campo, además de redoblar el trabajo para explotar al máximo las posibilidades de fomento a la agricultura a través de programas del sector como Sembrando Vida, apoyo en fertilizantes, Producción para el Bienestar y el respaldo a jóvenes para que se integren con determinación a las labores del campo, entre otros. De esta forma, se evitarán vacíos o áreas sin actividad productiva, especialmente ante el presupuesto de 2025, que deberá contemplar recursos económicos para estimular el desarrollo en el campo y, por ende, el empleo.
“No podemos quedarnos con los brazos cruzados y ser solo espectadores frente a un escenario con nubarrones. Debemos también contribuir a conocer los programas que la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) tiene en su cartera, y prestar atención al caso específico de las reglas de operación de sus programas vigentes”, concluyó el presidente de la Comisión de Agricultura, Manuel Huerta.
Redacción