En México, y de acuerdo al Módulo de Trabajo Infantil de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), 800 mil niños y adolescentes trabajan en condiciones inseguras o peligrosas para su salud, y lo hacen sin la protección necesaria para evitar que sufran un accidente, lesión, o alguna enfermedad.
Estos menores trabajan expuestos al fuego, productos químicos, gases tóxicos, ruido excesivo, humedad, temperaturas extremas, herramientas peligrosas, maquinaria pesada, explosivos, y descargas eléctricas.
Según la ENOE, entre 2007 y 2013 la proporción de niños de entre cinco y 17 años que trabajan en México aumentó de 21 al 31 por ciento. Agrega además que en este mismo periodo más de 700 jóvenes murieron por accidentes ocurridos en sus labores.
Si bien el país ha registrado un importante descenso de más de un millón de niños y jóvenes que trabajan, reduciéndose de 3.8 millones en 2007 a 2.5 millones en 2013, aquellos que aún trabajan lo hacen a costa de su salud e integridad física.
Otro dato que preocupa es que en 2007 se registraron 789 mil niños ocupados en alguna actividad peligrosa, cifra que aumentó a más de 8 mil en solo cinco años.
De los 800 mil menores expuestos a riesgos, y siempre de acuerdo a la ENOE, 65 mil 600 han padecido algún tipo de accidente laboral y 9 mil 800 no recibieron atención médica alguna.
Esta práctica ocurre en todo el país y ninguna entidad está exenta de la explotación infantil. En Querétaro, Chihuahua, Chiapas, Aguascalientes, Nuevo León y Coahuila, hasta la tercera parte de los niños que trabajan lo hacen durante más de 35 horas semanales.
Información de: El Universal
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