Nací para ser boxeador y de no haber caído en problemas de adicción, hubiera sido invencible, aseguró Julio César Chávez, quien se mostró feliz por el homenaje que le rendirán este jueves en Sinaloa.
Campeón mundial en tres diferentes categorías y con un récord de 107-6-2, 86 nocauts, el "César del boxeo" será homenajeado con la develación de una estatua en el Parque Revolución, en Culiacán.
"Si no hubiera llevado una vida disipada al final de mi carrera, una vida mala, de droga y alcohol, la verdad hubiera podido llegar a cien o 110 peleas invicto. A mí nadie me hubiera ganado, era peleador natural que nació para eso, era mi pasión, mi vida", afirmó.
Confesó que cuando estaba en el mejor momento de su carrera "pensé que lo tenía todo y logrado todo en la vida, llegaron los excesos y las derrotas".
El ex pugilista, quien debutó como profesional el 5 de febrero de 1980, recordó que aquel día en el Parque Revolución, donde este jueves será develada su estatua, enfrentó a Andrés Felix, a quien superó en seis episodios, pero tras la experiencia vivida, el cansancio era tal que incluso pensó en retirarse si perdía.
"La verdad fue una noche difícil, iba debutando, le gané en el round cinco o seis, te lo juro que no quise volver a subir a un ring, estaba cansado. Gané, pero si hubiera perdido, me hubiera retirado; afortunadamente ya no salió a pelear y cambió la historia", platicó.
Chávez, quien terminó su carrera con 115 peleas, compartió que cada una tuvo su dificultad, y aunque en ocasiones parecían fáciles por su manera de salir victorioso "atrás había una gran preparación y concentración, las peleas las hacía fáciles yo".
Feliz de ser homenajeado en vida, pues puede disfrutar el momento, destacó la tradición boxística de México, al tiempo de aclarar que no se siente el mejor pugilista de la historia.
"Es increíble la cantidad de boxeadores, México es cuna de monarcas mundiales, no me considero el mejor de la historia porque en su momento cada peleador ha sido grande", concluyó Julio César Chávez.