El escritor Carlos Monsiváis fue recordado hoy en la 41 Feria Internacional del Libro (FIL) de Buenos Aires como un intelectual que superó por mucho la condición de cronista y que tuvo el talento de construir y acrecentar su propio personaje.
El legado de "Monsi" se hizo así presente en una fiesta literaria en la que Argentina le rinde homenaje a su querido Distrito Federal como ciudad invitada de honor.
"Rituales de un cronista, reflexiones acerca de Carlos Monsiváis" fue el título de la mesa que compartieron los escritores mexicanos Magali Tercero y Fabrizio Mejía Madrid, el fotógrafo Alfonso Morales, y el autor argentino Damián Tabarovsky.
Desde el inmenso stand que la Ciudad de México ocupa en la FIL, los participantes recordaron anécdotas de Carlos Monsiváis (1938-2010) como coleccionista, personaje literario o simplemente, como escritor.
Mejía Madrid contó, por ejemplo, cómo la inmensa colección de cultura popular de Monsiváis que integra el Museo del Estanquillo en pleno centro del Distrito Federal comenzó a formarse en un pabellón de antigüedades de la Zona Rosa.
"Rafael Barajas ‘El Fisgón’ y yo nos veíamos los domingos con Carlos en un café de la Zona Rosa, esos encuentros tempraneros eran motivos de anécdotas, reflexiones, opiniones y chismes", explicó.
Pero también, agregó, las citas sirvieron para que Monsiváis comenzara su colección, porque el café en el que se reunían estaba frente a un lugar de la Zona Rosa donde vendían antigüedades que el escritor revisaba y compraba de a poco.
"Una vez ‘El Fisgón’ y yo fuimos a su casa y le pedimos que nos enseñara sus valiosas compras, pero las sacó de debajo de la cama, de la cocina, del baño. Le dijimos, le pedimos por favor que hiciera un museo, que era una vieja idea que él no concretaba", dijo.
Magali Tercero describió parte de la inmensa colección de arte popular que hoy puebla El Estanquillo e invitó a descubrir y a discutir a Monsiváis como una importante figura de las artes visuales.
Alfonso Morales fue quien cuestionó con mayor claridad que al escritor a veces se le quiera reducir como un simple cronista, ya que ello no alcanza a definirlo ni a explicar una obra marcada por la ironía.
"Carlos combinaba la extrema reserva personal con el exhibicionismo más galopante, tiene que ver, en el fondo, con la figura del intelectual, el rostro, la presencia en espacios públicos y su relación con la escritura", dijo.
Además de mostrar en una pantalla gigante parte de la colección fotográfica de Monsiváis, Morales advirtió que "no creo que haya habido un escritor como él, que haya sabido poner en escena estas problemáticas con su propia figura".
Tabarovsky se identificó como "un colado" en la mesa, aunque luego explicó que él es el responsable del único libro de Monsiváis que ha sido editado en Argentina.
A manera de anécdota, explicó que cuando le contó a Juan Villoro que le quería proponer a Monsiváis un libro para Argentina, el escritor mexicano le dio sólo dos consejos.
"Villoro me dijo que, si iba a hablar con Monsiváis, no le mencionara a Elena Garro, y el segundo consejo era que me armara de paciencia", explicó, lo que terminó siendo cierto, porque la edición del libro demoró más de seis años, y pudo ser finalmente publicado sólo cuando Monsiváis murió y ya no pudo proponer más cambios.