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Miércoles, 12 Agosto 2015 14:42

Presentan la alegría de los Mexicas en su culto al Sol del amancecer

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Para la cosmovisión nahua el Sol simbolizaba la vida, y su trayectoria reflejaba su lucha contra la muerte. Los mexicas creían que cada día el astro transitaba por el mundo de los vivos hasta el atardecer, cuando moría para recorrer el inframundo, al tiempo que fertilizaba la tierra. Al amanecer renacía triunfante por el Este, llenando de alegría y esperanza a esa civilización.

Precisamente la alegría y la esperanza son los ejes que guían la exposición Una ofrenda a Xochipilli. Entre luces canta y llega el Sol, que podrá apreciarse a partir del 6 de agosto en el Museo del Templo Mayor, recinto del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

La muestra, integrada por 83 piezas, se basa en el descubrimiento, en 1978, de la Ofrenda 78, dedicada al dios Macuilxóchitl Xochipilli en su advocación de Sol matinal. Es un depósito ritual localizado en el Templo Rojo Sur del recinto ceremonial de Tenochtitlan —construido alrededor de 1500 d.C.—, que contenía al momento de su hallazgo una gran cantidad de pigmento rojo de hematita, probablemente para simbolizar la sangre de los sacrificados que fertiliza la tierra y al Tamoanchan, el lugar de donde provenía Xochipilli.

Patricia Ledesma Bouchan, directora del Museo del Templo Mayor y curadora de la muestra, destacó que la característica principal de esta ofrenda son las réplicas en miniatura de instrumentos musicales que fueron hallados, entre otras cosas, con tres cuchillos monumentales de aproximadamente un metro, que tienen en la faz la representación del rostro de Xochipilli.

Esta deidad representa al Sol naciente, por lo cual se le denominaba Señor del rojo crepúsculo para aludir al momento de transición entre la noche y el día, con el teñir de rojo del cielo. Además de la alegría, se le asociaba con la poesía, el arte, la procreación, el maíz tierno y el verano.

“La ofrenda se relaciona con el momento del triunfo del Sol, cuando renace de la penumbra nocturna y regresa al mundo de los vivos, de ahí el cielo rojo cuando amanecía y atardecía”, comentó la directora del recinto sede de la exposición.

La exhibición se divide en cuatro subtemas: “La ofrenda en el contexto mesoamericano”, “La lucha solar”, “El culto al dios Xochipilli-Macuilxóchitl” y “La protección del patrimonio cultural tangible e intangible”. En ellos se observa gran parte del depósito ritual hallado por la arqueóloga Mercedes Gómez Mont, al que investigadores como Bertina Olmedo han catalogado como único, debido a la diversidad de sus materiales, su cantidad y distribución.

Así, en la muestra figuran piezas como minúsculos tambores, flautas, sonajas, mangos de abanico, ollas-tambor y cascabeles de cobre, entre otros instrumentos que se plasmaron en los códices durante fiestas y bailes nahuas.

Los cuchillos de sacrificio que acompañaban la ofrenda son tres, de tamaño monumental, y presentan los atavíos del dios Macuilxóchitl-Xochipilli: una mano de color impresa alrededor de sus labios; su faz está pintada de rojo fino; usa un gorro de plumas finas y tiene cresta de pájaro. En la espalda porta su abanico, con la bandera solar con remate de quetzal.

El primer cuchillo, hecho de basalto, pesa 15 kilogramos; el segundo, elaborado de una laja basáltica andesítica, tiene un peso de 28 kilogramos, y el tercero, 34.

Para complementar la exposición, se presentarán poemas nahuas referentes a este dios y su particular concepto sobre el amanecer. “Queremos mostrar una faceta poco conocida de un pueblo catalogado como guerrero, que podía expresar con un exquisito estilo artístico el júbilo y la esperanza del nuevo día. Crónicas novohispanas relatan que los nahuas saludaban, todos los días, al astro matinal; le ofrecían una plegaria y música”, aseguró Ledesma Bouchan.

La muestra concluye con una reflexión sobre la larga tradición cultural de los pueblos indígenas, para lo cual, la Fonoteca del INAH ha facilitado un fondo musical, aunado al documental que da cuenta de algunos pasajes de los códices consultados sobre la iconografía de Xochipilli y la investigación sobre el ave relacionada con este dios: la pava cojolita (Penelope purpurascens), identificada como el coxcoxtli, que con su canto marcaba el inicio del día, y a la cual se le sacrificaba en honor a esta deidad, bañando parte del Templo Rojo Sur con su sangre.

Como parte de la exhibición, a partir del 8 de agosto se llevará a cabo un ciclo de conferencias los sábados del mes, a las 10 horas, donde investigadores ahondarán en el tema, como el etnólogo Benjamín Muratalla, quien ofrecerá la charla La música tradicional indígena y la labor de la Fonoteca en su salvaguardia.

La exposición tendrá lugar en el Museo del Templo Mayor, ubicado en Seminario 8, Centro Histórico, de martes a domingo de 9 a 17 horas. El costo para ingresar es de 64 pesos. Los domingos la entrada es libre.

 

 

 

Información de: inah.gob
Imagen de: inah.gob

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