A finales del torneo pasado, Puebla era una auténtica “papa caliente” debido al tema porcentual. Los malos resultados lo convirtieron en un candidato firme al descenso, por lo que la salida de Rafael “Chiquis” García de la dirección técnica fue una consecuencia a las alarmas que se encendieron en la Angelópolis.
La apuesta de la dirigencia camotera fue llevar a su equipo a un hombre de experiencia probada como Enrique Meza, quien desde su llegada, le ha cambiado la cara a un club que hoy camina firme rumbo a la salvación y que a decir del propio técnico, busca hacer que los futbolistas encuentren un sentido de pertenencia que los lleve a valorar a la institución, así como a la ciudad que representa.
“Por todos los problemas que Puebla ha pasado y los cambios en todas direcciones, creo que hubo un momento donde se quedó sin identidad, porque tenía muy pocos jugadores que fueran de su propiedad y a los futbolistas que están de paso puede que no les interese tanto lo que le pase al equipo. Hoy se busca que haya una identidad propia, que los jugadores se sientan parte de algo importante; es una ciudad bellísima, un estadio muy bonito y con una historia extraordinaria, no solamente en lo histórico, sino también en lo deportivo, porque en aquellas épocas donde Puebla salía campeón, venía mucha gente a apoyarlo y ahora es lo que intentamos hacer, que la gente regrese para apoyar a su equipo o criticarlo, cualquiera de las dos”, expuso.
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