Si bien es cierto que el uso de aparatos tecnológicos como tablet, iPad, computadoras, teléfonos inteligentes, entre otros, están ayudando en la educación de los jóvenes, el uso sin límites de éstos los envuelve tanto que les puede provocar adicción, entre otros daños a su salud, por lo cual hay que tener cuidado en la cantidad de horas que son utilizados.
Expertos señalan que las horas que los jóvenes duran conectados a redes sociales, como Facebook e Instagram, y a todos los aparatos tecnológicos les está causando un daño irreparable en sus funciones cerebrales.
En un informe, el pediatra español Germán Castellanos sostuvo que el uso intensivo de aparatos por parte de los adolescentes está provocando que se activen nuevas zonas del cerebro en detrimento de otras en las que residen la memoria o la capacidad organizativa.
Sin embargo, en el país ya se ve cómo normal que los jóvenes, incluyendo niños de poca edad, duren largas horas pegados a estos aparatos y que muchos lleguen hasta el extremo de que sientan que estos son imprescindibles para el desarrollo de sus actividades.
Este es el caso de Juan Ventura, de 20 años, quien señala que siempre está pendiente del último celular que salió al mercado, aunque no lo pueda comprar. Otros hasta sacrifican todo su presupuesto, sea adquirido a través de un empleo o de una mesada, y lo usan para adquirir lo último en tecnología.
Además, afirma que cuando se le olvida su celular en la casa o cuando lo tiene pero no tiene acceso al internet se siente como si no tuviera ropa puesta.
Señala que ya él está en una situación que cuando le preguntan algo, ya no se detiene a buscar la respuesta en su cerebro, sino que de una vez recure a su teléfono celular o una computadora que tenga cerca.
“Yo al principio criticaba a las personas que duraban mucho tiempo usando sus celulares, pero con el pasar del tiempo me he dado cuenta de que esos es algo que te envuelve. Usas el Facebook, te pones a conversar por WhatsApp y ya no puede parar”, manifiesta Ventura.
De igual modo, la señora Ana Pérez sostiene que en los últimos días ha tenido de ponerle límites a su hijo de 15 años debido a que asegura por estar “pegado” a su móvil ha descuidado sus calificaciones. Añade que también tras su adicción tecnológica siente que su vástago está muy distraído.
“Mi hijo era excelente estudiante, pero últimamente ha bajado sus calificaciones y creo que es por estar pendiente a su teléfono celular con esto del WhastsApp no lo suelta ni para comer”, indica.
El psicólogo Ramón Emilio Almánzar, del Centro Vida y Familia, explica que en una era tecnológica como la que estamos viviendo, resulta complicado ponerles límites a los jóvenes con este tema, pero aclara que esto no significa que no se puedan trazar pautas respecto a este asunto.
Considera que para que la situación no se salga de control recomienda a los padres conversar con sus hijos sobre el uso adecuado de estas herramientas.
“Es importante que los padres conversen sobre el uso adecuado de estas herramientas para que se le pueda dar un uso adecuado, explicando cuales sería los posibles efectos de no hacerlo adecuadamente. Buscar un balance entre actividades que no tengan que ver con la tecnología, como algún deporte, desarrollar alguna actividad artística, etc.”, señala Almánzar.
Explica que las consecuencias más marcadas en los jóvenes que presentan adicción a la tecnología son desinterés por las actividades sociales, aislamiento social, “lo que limita el desarrollo de relaciones humanas adecuadas”.
También estas personas padecen fracaso escolar y social y alteraciones en su conducta.
El indicador más marcado de que un joven padece esta conducta es que pasa mucho tiempo utilizando el celular, las tabletas, computadoras personales. Además, cuando está en familia o con grupos de amigos en vez de socializar se pasa todo el tiempo involucrado de manera directa con cualquier aparato tecnológico, de acuerdo con el psicólogo Almánzar.
Otra característica de las personas con adicción tecnológica es que utilizan el celular para realizar todas las gestiones posibles, quedando el contacto personal reducido al mínimo. También pasan mucho tiempo buscando información en internet, hablan mucho por el celular y están pendientes al envío de mensajes a través de estos.
Los expertos señalan que las personas con esta conducta tienen baja autoestima, habilidades sociales limitadas, una elevada ansiedad y tendencia a la depresión.
En los casos más extremos sufren ansiedad, irritabilidad o malestar físico en los momentos en los que no pueden utilizar esos aparatos.
El psicólogo Almánzar recomienda a los padres que limiten el uso de estos aparatos a sus jóvenes, “no dejar en manos de los niños aparatos para que se entretengan todo el día”.
“Que desde pequeños se le limite el uso de la tecnología”, señala.
También, entiende que un niño no debería tener celulares, aparatos que se supone que son utilizados por adultos.
“De igual modo, he observado como niños se pasan todo el día con un ipad o una tabla, cosa que no la veo para nada saludable. Por esto lo importante es que haya limitaciones en este sentido, para que el niño entienda que todo tiene su momento”, agrega Almánzar.