El uso de las tecnologías en la actualidad, además de ayudar en la automatización de actividades, es el principal objeto de distracción de los menores, al grado de crear dependencia a los dispositivos.
“Aún no se considera como una adicción, por las características que este debe reunir para que se reconozca como tal; sin embargo, representa un foco de atención, principalmente para los padres de familia, por los problemas que el uso puede acarrear”, dijo Alfredo Hatchett Anaya, médico del Centro de Integración Juvenil de Cancún.
Los especialistas reconocen que es necesario el acercamiento de los menores a la tecnología, siempre que esté regulado o supervisado por los padres de familia; en las escuelas, a partir de quinto año, ya trabajan con las tabletas electrónicas, para apoyar la educación a través de las herramientas digitales.
En cuanto a las afectaciones en niños y jóvenes, se observa que estos pierden fácilmente la concentración estando en la escuela o practicando algún deporte, además de la vida sedentaria que llevan por permanecer frente a los dispositivos por tiempos prolongados al día.
Según un estudio de la Asociación Mexicana de Internet (Amipci), durante el 2015 el tiempo promedio de conexión a alguna red fue de seis horas y 11 minutos, lo que representa el incremento de 24 minutos más que las estadísticas recabadas durante el 2014.
Con base en recomendaciones de psicólogos, pedagogos y expertos en materia, indican que la edad idónea para que los menores puedan tener algún dispositivo electrónico o digital, es a partir de los 13 años, siempre con la supervisión de un adulto.
La responsabilidad no es sólo del menor, pues responde a los estímulos; la responsabilidad recae en los padres de familia, dijo.