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Martes, 22 Marzo 2016 14:56

Los efectos psicológicos del terrorismo

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El terrorismo hace referencia a una serie de acciones violentas realizadas por personas identificadas como terroristas, y basadas en el miedo y en la generación de impotencia en las víctimas. Estas acciones son justificadas en base a principios políticos o ideológicos, con las que argumentan cualquier acción llevada a cabo para reivindicar sus intereses (Graña, 2005).

El terrorismo forma parte de los denominados delitos violentos, que son sucesos negativos, vividos de forma brusca, que generan terror e indefensión, ponen en peligro la integridad física o psicológica de una persona y la dejan en una situación emocional en la que no se siente capaz de poder afrontar con los propios recursos psicológicos habituales (Echeburúa, 2005).

¿Sólo las víctimas directas sufren consecuencias psicológicas?

Las consecuencias y el alcance de un atentado terrorista no se dan exclusivamente en las víctimas directas del mismo, es decir, aquellas personas que han sufrido directamente el suceso traumático.

Las consecuencias alcanzan también a las víctimas indirectas, aquellas personas cercanas a la víctima directa, que no habiendo vivido directamente el atentado terrorista, pueden sufrir ciertas consecuencias del mismo y en las que pueden aparecer daño psicológico y/o emocional.

Existen dos fenómenos que explican cómo afectan los atentados terroristas a las víctimas: el efecto onda y el efecto contagio.

Los atentados terroristas generan una “onda expansiva” que actúa en círculos concéntricos. En el primer círculo se encuentran las víctimas directas, sufridores primeros de los atentados. En el segundo círculo se encuentran los familiares de las víctimas, que se enfrentan al dolor del ser querido. Y en el tercer círculo, se encuentran los compañeros de trabajo, vecinos, o miembros de la comunidad que pueden manifestar temor o indefensión ante la posibilidad de futuros atentados.

En cuanto al efecto contagio, la convivencia con la víctima directa puede actuar como estresor crónico en el ámbito familiar, y deteriorarlo, teniendo lugar en estos familiares lo que se denomina una traumatización secundaria.

Daño psicológico derivado del terrorismo

Cuando ocurre un atentado terrorista, las víctimas experimentan además de las consecuencias físicas, un daño psicológico y/o emocional.

Las primeras reacciones que pueden aparecer en las víctimas son:

-Malestar generalizado

-Aislamiento

-Pérdida de apetito

-Insomnio

-Desesperanza

-Somatizaciones

-Ansiedad

-Síntomas depresivos

-Pérdida de autoestima

-Desconfianza en los propios recursos para afrontar la vida futura

-Sentimientos de culpa

-Quiebra en el sentimiento de seguridad en la persona y en el entorno familiar más próximo

Todo esto puede llevar a la persona a desarrollar una serie de conductas, que repercutan negativamente en su calidad de vida, como por ejemplo, miedo a salir solo a la calle, cambio de horarios y rutinas, temor a viajar, cambio de residencia, necesidad de ir con escolta, etc.

Estas reacciones emocionales tienden a remitir en pocas semanas. Sin embargo, no todos los daños psicológicos mejoran. Y en ocasiones, a medio y largo plazo, pueden aparecer en las víctimas otras consecuencias psicológicas:

-Trastornos de conducta: dependencia emocional excesiva, actitudes victimistas, pasividad, tendencia a la introversión, embotamiento afectivo, etc.

-Irritabilidad debido a una baja frustración en acontecimientos cotidianos: reacciones agresivas, normalmente hacia familiares y personas cercanas; o hacia ellos mismos (ideas de suicidio, abuso de alcohol y otras conductas de riesgo).

-Conductas extremas de miedo-evitación de todo aquello relacionado con la situación traumática, que pueden impedir a la persona a usar el transporte público o frecuentar lugares relacionados con el atentado, por ejemplo.

-Depresión: pueden aparecer episodios depresivos posteriores, en los que la víctima sufre pérdida de interés y de autoestima, o ideas suicidas recurrentes, sobre todo en los casos en los que se ha perdido algún ser querido.

-Trastorno de Estrés Postraumático: se traduce en una respuesta intensa de miedo, terror e indefensión, caracterizado por la reexperimentación del suceso traumático en forma de sueños, imágenes, recuerdos constantes, etc.; evitación a nivel cognitivo y a nivel conductual de lugares y/o situaciones asociadas al evento traumático; y respuestas de hiperactivación y vigilancia como dificultades de concentración, irritabilidad, dificultad para conciliar el sueño, etc.

-Ataques de pánico: sensación intensa de miedo y angustia, acompañada por taquicardia, sudoración, náuseas, temblores, etc.

-Transformación permanente de la personalidad: aparición de rasgos de personalidad inadaptativos que llevan a un deterioro de las relaciones interpersonales, entre otras consecuencias negativas.

La persona debe intentar combatir las reacciones negativas, si es necesario con ayuda profesional, para poder afrontar de nuevo la vida, y no dejar que este componente subjetivo se apodere de la persona hasta el punto de que llegue a regir su vida.

Información: https://aympsicologia.wordpress.com

Imagen: actualidad.rt.com

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