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Jueves, 11 Junio 2015 12:02

Fridomanía coincide con feminismo de los 70, sostiene especialista

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 El éxito de la pintora Frida Kahlo (1907-1954) por el mundo comenzó dos décadas después de su muerte, en los años 70, cuando en Estados Unidos y Europa comenzaron a retomar su imagen, debido a varios factores, entre ellos el sufrimiento que reflejó en sus cuadros, aseguró la historiadora Laura González Matute.
 
En entrevista, la especialista del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) del INBA aseguró que aunque el “fenómeno de Frida” o “Fridomanía” es y será un tema complejo, la artista seguirá siendo un mito y un ejemplo para algunas mujeres de la actualidad.
 
Aunque Frida muere a mitad del siglo, es en los años 70 cuando despierta ante el mundo y nace el fenómeno de Frida Kahlo, y tiene que ver con que el movimiento feminista se ha desplegado a nivel internacional en la época.
 
Además una exposición que itineró por Europa con obras de ella y de Tina Modotti, llegó a Alemania y de ahí surge un “boom”.
 
“Se retomó no sólo por la eficacia de sus cuadros, por la penetración psicológica, por el colorido y por todo lo que la rodeó, sino porque fue una especie de icono identificado por mujeres feministas”, añadió la experta.
 
De acuerdo con González Matute, el hecho de que Frida se casara con un hombre 20 años mayor que ella, como lo fue Diego Rivera; su forma de vestir muy folclórica, con símbolos de la mexicanidad, sus cejas tal cual, sin depilar, “eso, habla de cómo se presentó ante el mundo; hubo un renacimiento”.
 
Su sufrimiento, sus cuadros que fueron catalogados como surrealistas por Europa, “eso se retomó por muchas mujeres que se sintieron identificadas con la serie de problemáticas que padeció la artista en vida”, añadió.
 
“La admiraron -dijo- por su carácter, su presencia, por asumir esa forma de vestir, la cual se hizo moda y que las mujeres se quedan deslumbradas por sus moños en la cabeza, anillos, prendas, etcétera”.
 
“Se dice que no sólo tuvo relaciones con Diego, sino también con otros hombres, con mujeres, esto la hace una mujer controvertida, ambivalente, con varias personalidades y que rompe, y eso hace fundamental para que sea retomada como un icono”.
 
La también maestra en Historia del Arte por la UNAM, recordó, si algo caracterizó a la pintora, es que no se trató de una mujer sumisa y dedicada al hogar como se hacía en sus tiempos, por el contrario, fue un personaje fuerte y que desde temprana edad se involucró en el arte, gracias a libros que su padre le acercaba cuando la invadió la poliomielitis.
 
“Frida viene de una familia artística, hablando de su padre, y eso le va dando ciertos caminos para que se vaya introduciendo al mundo artístico, el de la imagen y no sólo por la parte de la fotografía que su papá manejó, sino porque fue él quien la acercó al arte cuando tuvo poliomielitis y tuvo que estar en cama.
 
“Su padre le dio libros de arte europeo, del siglo XVI, en donde entró en contacto con lo plástico; más adelante ella eligió su camino, deseaba estudiar Medicina hasta que ocurrió el accidente que la dejó muy mal” y acabó refugiándose en la pintura.
 
Cuenta que tras conocer a Diego Rivera, siendo ella muy joven, el muralista fue una figura clave para el despegue de la retratista, toda vez que ella lo acompañaba a sus constantes viajes, principalmente a Estados Unidos.
 
“(Diego) fue fundamental, puesto que ella lo acompañaba a sus viajes en Estados Unidos, y fue ahí donde entró en contacto con el mundo norteamericano, el cual la aceptó como algo exótico y diferente. La admiraron por su carácter, su presencia, por asumir esa forma de vestir, la cual se hizo moda.
 
“Rivera fue clave, pero diferente, porque Diego sabía lo que estaba pintando, él era un artista de la tendencia nacionalista. Mientras que la obra Frida, no tan política como la de Diego, posee cuadros de crítica al Imperialismo Yanqui, pero no es lo que caracterizó, sino sus autorretratos, su circunstancia, psicológicamente presentándose a sí misma ante el mundo, como si estuviera frente a un espejo y en el que refleja su interioridad y estados de ánimo”, explicó.
 
Destacó que el hecho por el que sus cuadros se cotizan tan alto en el mercado del arte, obedece a lo que consideró “culturas políticas y economías”.
 
“El mercado del arte retomó a una artista latinoamericana con toda una problemática que se inserta en el momento de la liberación femenina.
 
“Pero además, empiezan a surgir personalidades de la talla de la cantante Madonna, que dice por ejemplo que le gusta la obra de Frida y la adquiere, y ese fenómeno hace que suba el precio y el que en las subastas se cotice de la forma en que ningún pintor latinoamericano había estado cotizado”, subrayó.
 
Para González Matute, Frida es un mito y una leyenda, “porque un mito es algo que se tiene en una cultura que se repite y una leyenda es algo que sucedió pero que continua vigente, sigue impactando y trascendiendo”, y Frida está en ambas.
 
Información:Notimex
Imagen:proyecto40.com

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