Por Guillermo Orta @memoorta
El estribillo de conocida canción empieza a sonar en la única pantalla de la Galería José María Velasco: “Yo quiero bailar muchachos la guaracha sabrosona…”, Es en este lugar el mero corazón urbano del movimiento guapachoso en donde se expone Los sonideros, una tradición urbana.
El glamur se deja para otras galerías como las existentes en las colonias Roma, Chapultepec o el Centro Histórico de la Ciudad de México. Aquí es la Morelos, puro barrio fino rodeado de basura en las esquinas y puestos ambulantes de comida y dulces. No se ven extranjeros cerca, ni personas con intenciones de conocer un poco más sobre arte, sólo vecinos de la zona de Peralvillo en sus labores cotidianas, las cuales no involucran las artes visuales, por más populares que éstas sean.
El centro cultural bien podría confundirse con algún colegio preescolar, debido a la carencia de otros lugares artísticos que lo pongan en contexto. La escuela primaria vecina es lo más cercano a un espacio de creación de cultura y arte. Sin embargo, el lugar recibe a los visitantes con dos puertas muy abiertas y bastante amplías que invitan a todo aquel transeúnte a entrar, pero no hay nadie más. Nadie, sólo el personal que ahí labora.
En todo museo hay personal de seguridad en traje negro que vigila para que no te acerques demasiado a las obras, con la mínima diferencia que aquí son jóvenes que no visten elegante, portan camisetas tipo polo rayadas, tenis blancos y pantalones deslavados y rasgados. ¿Alguien dijo Tepito?
Tepito, Peñón de los Baños, la Romero Rubio son algunas colonias donde se hacían los bailongos con sonideros como La Changa, Conga o El Pancho y que ahora se leen en la publicidad que pasó del desgaste de las calles a ser objetos de colección por gente de Ecatepec, que decidió prestar sus cosas para la muestra que estará abierta al público hasta el 8 de mayo.
Carteles de los años setenta que parecen hechos ayer, por lo bien conservados que están, llenan las paredes multicolor de la sala. Hay chamarras, discos de acetato y tocadiscos, como si esto se tratara de una venta de garage más que de una muestra gráfica.
Ya en la calle también se pueden apreciar más carteles, sólo que éstos no son de hace tres o cuatro décadas, tampoco están enmarcados. Ahora se puede leer en ellos la promoción para ver a Platanito Show o a Los Recoditos. Quizás a estos eventos sí asistan los vecinos, acompañados por una linda muchacha que sepa bailar guaracha.
Imágenes de: @memoorta
