- “La imagen pública, o simplemente imagen, se asocia a la percepción, es decir, la sensación interior que resulta de una impresión material hecha en los sentidos. Cuando una imagen en la mente individual es compartida por muchas personas, se transforma en una imagen mental colectiva, por lo que imagen pública será: La percepción compartida que provoca una respuesta colectiva unificada.” Víctor Gordoa Gil, El Poder de la Imagen Pública, Grijalbo, México, 1999.
Estamos arrancando campañas electorales en nuestro bello Estado y ya tenemos unas joyas para analizar, desde la imagen política. La primera, Claudia Rivera, candidata a la presidencia Municipal de Puebla por Morena y es que tenemos que empezar por ella ya que los memes y críticas sobre su nueva imagen están de a peso. Se ve guapa, sin duda, pero no es ella y no lo digo en tono peyorativo, en verdad no es ella. Delgada, pelazo, caraza, pero sobre todo su tono de piel muy diferente de cómo es en realidad y por lo tanto el vestuario en blanco no le favorece, toda ella muy virginal, pálida, make up sin fuerza, para acabar en fondo blanco, lo anterior hace mas plano todo el contexto.
A todas, todos, todes nos encantan los arreglitos, ¿a poco no?, para efectos de las redes sociales aquellos filtros tan cautivadores pueden ser utilizados sin problema alguno, pero si eres la candidata a la Presidencia Municipal y sobre todo en reelección consecutiva, “aguas”, el abusar del Photoshop pone en bandeja de plata a la posible descalificación de los adversarios y sus simpatizantes (regla de oro que todo consultor de imagen debe de aplicar desde el comienzo de la campaña).
Quienes nos dedicamos a esto, sabemos que toda campaña política lleva por lo menos tres fases y en este caso en particular la Primera Fase de Reconocimiento y Posicionamiento no la cumple. ¿Quién eres?, ¿Cuál es tu vida, tu historia, tu familia?, ¿Cuáles son tus cualidades?, ¿Por qué quieres estar ahí?, con esa nueva imagen da una idea completamente diferente a la que en su momento le otorgó el triunfo. Digo ya la conocemos, para qué remplazarla porque no fue un mero cambio, estamos de acuerdo que es completamente otra.
La imagen pública en la política es vital, partiendo de que el 83% de las decisiones que tomamos las hacemos por los ojos,” Siento antes que pienso”, es decir, la primera impresión es la que cuenta y solo tenemos una oportunidad para causar una buena impresión. En este caso no fue así.
Habemos quienes preferimos respetar nuestra ética profesional muy por encima de conservar clientes, al paso de los años, a los profesionales de la comunicación política nos queda la reputación y credibilidad de mostrar una imagen acorde al candidato o candidata y no enrolarlos en un autoengaño que a lo único que los lleva es a seguir tomando malas decisiones.
¿Y tú, Claudia Rivera, qué quieres comunicar?
Opinión
