Por Carlos Torres Flores

Vivimos en una nueva era digital donde la forma de hacer periodismo cada día es más libre en muchos sentidos, y es libre porque la velocidad con la que viaja la información a través de las redes sociales y los sitios de noticias, requiere una mayor exactitud para encontrar datos, velocidad para resumirlos y rapidéz para enviarlos a las redacciónes y jefaturas de información.

Sin embargo, esa misma velocidad con la que viaja la información, ha hecho que los mecanismos de autoregulación en los medios de comunicación sean vistos como procesos burocráticos que poco ayudan a tener primicias, lo que sin duda, afecta la credibilidad y el estatus profesional de las casas editoriales.

Y es que vivimos una etapa donde primero se informa y luego se confirma, primero se tira la piedra y luego se verifica si era cierto o no lo que se publicó, y esto sin duda, resta demasiada credibilidad a los medios de comunicación que buscan estar en los primeros lugares de búsquedas por la rapidez con la que viaja la información a los lectores.

De ahí la importancia de contar con mecanismos que autoregulen la información que se publica en los periódicos digitales, ya que estas políticas editoriales no sólo evitan una posible publicación de informació falsa, sino que habla mucho de la calidad editorial donde se involucran aspectos deontológicos, éticos y hasta democráticos, y es que un principio básico del periodismo, es la publicación del mayor número posible de fuentes y versiones de un caso.

El establecimiento de mecanismos de autregulación como los códigos de ética, libros de estilo, defensorías de los lectores, estatutos de redacción y comités editoriales, permiten desempeñar un mejor periodismo no sólo en beneficio de los lectores, sino en el beneficio propio de la casa editorial, ya que se evita la vergüenza de tener que publicar una disculpa por la información incompleta o falsa sólo por tratar de ganar la primicia.

Casos donde existen contrademandas por difamar e incluso publicar una caricatura ofensiva, se conocieron no sólo porque el personaje afectado lo dio a conocer o lo evidenció, sino por que el medio que los publica carece de mecanismos como los arriba mencionados, y en definitiva, merma la credibilidad del diario y por ende, de sus periodistas.

Cito el caso del prestigiado diario británico ‘The Telegraph’ quien tuvo que disculparse con Melania Trump tras haber publicado un texto donde afirmaba que la primera dama no había sido exitosa en su carrera de modelaje sino hasta conocer al multimillonario Donald Trump, ni tampocó lloró el día de la elección donde ganó el ahora Presidente, y también ‘The Telegraph’ reconoció que había cometido un error tras publicar una fecha errónea donde supuestamente había conocido al actual Presidente de los Estados Unidos, lo que culminó en una suma económica que tuvo que pagar el diario a Melania Trump.

De ahí la importancia de contar con mecanismos de autoregulación que no sólo evitan la vergüenza periodística de publicar informacón errónea, sino que incluso se evitan el pago de escandalosas sumas económicas para cubrir indemnizaciones a los personajes agraviados.

La autoregulación interna de los medios de comunicación son una necesidad que se convierte en un deber ético y profesional, y si se quiere permanecer en esta nueva era digital, donde las “fake news” han infestado nuestros sistemas de información, será necesario contar con mecanismos que permitan brindar credibilidad, calidad de información y certeza periodística al elemento más importante en la vida de los periódicos, que es el lector.

Por último, concluyo con la siguiente pregunta ¿en el medio de comunicación donde trabajas, existen estos mecanismos?... Valdría la pena que lo revisaras.