Para nadie es secreto el enorme interés que tiene la esposa del Presidente Andrés Manuel López Obrador en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Y es que al momento de sonar los tambores de guerra entre el gobierno del estado a través de Miguel Barbosa y el Congreso local controlado por la coalición Juntos Haremos Historia contra la máxima casa de estudios local, nos lleva a analizar de fondo el origen de la discordia.
Veamos, el pasado 10 de diciembre 2019 Doña Beatriz recibió la carta de definitividades que la colocan como Investigadora A de tiempo completo en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
Este nombramiento lo obtuvo tras “concursar” en una evaluación curricular celebrada el mismo año, lo que le permitió obtener una plaza vitalicia con un sueldo de mensual de 21 mil 555 pesos (de acuerdo al tabulador de sueldos de la BUAP), a esto hay que restarle los impuestos de ley.
En ese contexto, recordemos que el pasado 9 de enero del 2020 Jaime Vázquez López hombre de las confianzas del rector, dejó la titularidad de la Secretaría General de la BUAP para cederle el paso a Guadalupe Grajales Porras.
Porras Grajales es esposa de Roberto Vélez Pliego y es cuñada de Francisco Vélez Pliego actual director del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la máxima casa de estudios.
Y usted amable lector se preguntará: ¿Qué papel juegan todos estos personajes en la guerra encabezada no desde el congreso local ni de Casa Aguayo, sino desde Palacio Nacional?
Pues es sencillo, la sucesión en la rectoría de la BUAP es la que ha desatado toda una guerra llevando a los poblanos a una polarización ahora con el sector académico, pues como todos sabemos, Francisco José Romero Serrano había anunciado una auditoría a la Benemérita pese a que no existían facultades legales para hacerlo.
El objetivo no era otro que el de crear una idea de resistencia a la transparencia por parte del Rector Alfonso Esparza. Por su parte, el rector recetó un revés al gobierno estatal al anunciar el respaldo jurídico a través de amparos de los ciudadanos contra el polémico reemplacamiento y cambio de tarjeta de circulación, lo cual fue una verdadera bomba mediática contra el gobernador Barbosa y su chiquillada en el congreso a la que no le quedó de otra más que hacer mutis.
En esta trama y sin hacer el menor ruido, el Director de Ciencias Políticas y Humanidades Francisco Vélez Pliego un personaje cercanísimo a Andrés Manuel López Obrador va tejiendo una serie de escenarios para que la cuarta transformación se haga de la rectoría, el primer paso fue hacer que Alfonso Esparza cediera la posición de la Secretaría General para desde ahí, poder apuntalar dos eventuales proyectos.
El primero de ellos sería el de su esposa Guadalupe Grajales Porras para ocupar el siguiente periodo que inicia en 2021 y culmina justo en 2025, colocando así al lopezobradorismo al frente de la BUAP.
El segundo y que no suena descabellado es el de la no primera dama (como ella se ha auto descrito) Beatriz Gutiérrez Müller quien en 2024 dejaría de estar en el poder.
En este escenario Doña Bety podría regresar a su natal Puebla y ¿por qué no? hacer política en la vida interna de la Benemérita para que en 2025 pueda ocupar el tan codiciado cargo… que conste que es pregunta.
De ahí la encomienda dirigida desde Palacio Nacional de hacer sonar los tambores de guerra contra la BUAP, sin embargo, los universitarios ya demostraron músculo haciéndole ver a la cuarta transformación que no será fácil la disputa.
Como se dice en twitter, guarden este texto porque lo desenpolvaremos en las en las siguientes fechas.
