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Hoy se cumplen 9 días de la golpiza mediática que tiene a Ricardo Anaya Cortés contra las cuerdas.
Y a pesar de que el ex dirigente del Partido Acción Nacional se ha defendido con uñas y dientes de la acusación que presuntamente lo vincula con el empresario Manuel Barreiro en una operación de compra-venta de una nave industrial de la empresa Juniserra, el queretano no ha podido desmarcarse por completo.
“Anaya fue acusado de “lavar dinero” mediante una triangulación en paraísos fiscales en México, Canadá y Suiza, con el objetivo de borrar los rastros de los recursos utilizados para la compra de dicha nave industrial a la empresa de su propiedad. Los acusadores, identificados como Rodríguez y Alberto Galindo, acusaron también amenazas en su contra” se puede leer en un artículo de la revista Forbes.
Esto pone el panorama muy incierto para los estrategas que acompañan al panista, no sólo por la acusación, sino porque en caso de comprobarse dicha corruptela, el Gobierno mexicano no se tentará el corazón para actuar contra Anaya a través de las instituciones de procuración de justicia (ojalá así actuaran contra Rosario Robles, Emilio Lozoya o Gerardo Ruiz Esparza).
¿Pero esto es gratis?
¡Claro que no!. Si bien es cierto la mayor parte de las casas encuestadoras ponen como favorito al dos veces fallido candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, el periodo de pre campañas logró posicionar al candidato de la Coalición “Por México al Frente” Ricardo Anaya Cortés como un potencial rival para el tabasqueño, incluso, dejando en un lejano tercer lugar al representante del grupo del Presidente Peña Nieto, José Antonio Meade Kuribeña.
Para nadie es noticia que el ex secretario de hacienda no ha podido permear entre las masas, además de que carga con todo el lodo producido en este sexenio, los gasolinazos, la estafa maestra, desvíos de recursos, dádivas a gobernadores hoy presos y una larga estela de corrupción que el gobierno federal ha dejado en el camino.
En consecuencia, la estrategia es bajar a Ricardo Anaya Cortés para que a la final lleguen los candidatos de morena y del PRI, como lo vimos en las elecciones del Estado de México donde Josefina Vázquez Mota encabezaba las preferencias electorales y una bomba bastó para sepultar (otra vez) las aspiraciones de la ex secretaria de educación pública en tiempos de Felipe Calderón.
La bomba que le aventaron al queretano podría interpretarse de varias formas, pero sin rodeos, hay que partir de que sólo hay tres opciones, o viene de Los Pinos o viene del Calderonismo, o peor aún, puede venir en común acuerdo del ala calderonista con el gobierno federal y eso se sabrá dentro de muy poco tiempo.
¿Está solo Anaya?
Es una buena interrogante que hoy hay que plantear en esta escena de grilla nacional, y es que sólo los incondicionales y cercanos al panista han salido al quite, pero no todo el panismo y también hay que señalarlo, eso es consecuencia de la forma de hacer política de Ricardo Anaya quien a su paso por el Comité Ejecutivo Nacional del PAN dejó rupturas, desacuerdos, ámpulas y facturas que apenas hoy empiezan a cobrarse de la mejor forma, haciendo mutis y dejando sólo al queretano ante la embestida mediática, o peor, sumándole críticas.
Esta novela apenas comienza y en 4 meses sabremos el desenlace.
PD.
Si esto le sucedió al candidato de la coalición conformada por el Partido Acción Nacional, Partido de la Revolución Democrática y el Movimiento Ciudadano, no quiero pensar en todos los misiles que están por ser lanzados contra “ya saben quien”.
