Andreas González Vargas
Politólogo / IBERO PUEBLA
La captura de Servando Gómez Martínez (a) La Tuta, líder de los Caballeros Templarios, por parte de fuerzas federales, representa un importante alivio a la violencia generada en el estado de Michoacán por ésa y otras organizaciones delictivas en los últimos 14 años.
El arresto constituye un golpe certero a la estructura de los Caballeros Templarios, pero con las reservas del caso debemos admitir, si somos realistas, que existen más delincuentes por detener y que siguen operando impunemente en el estado. De tal manera que no ha sido muy sencillo desmantelar la estructura de poder que creó La Tuta desde el 2001 cuando comenzó su carrera delictiva como traficante de droga en Arteaga y Lázaro Cárdenas, Michoacán (siendo ya profesor de primaria), unido entonces a la banda criminal de La Empresa y posteriormente al cártel de la Familia Michoacana. En 2014 se convierte en líder de los Caballeros Templarios, sustituyendo a Nazario El Chayo Moreno y a Enrique El Kike Plancarte.
La Tuta se convirtió en un hábil estratega para manipular los medios, difundiendo videos y grabaciones donde aparece con políticos y actores sociales, cuyos nexos eran evidentes con el grupo criminal, dando lugar a importantes detenciones como la de Jesús Reyna García y Rodrigo Vallejo, gobernador suplente y el hijo del gobernador de Michoacán Fausto Vallejo, respectivamente, por mencionar dos casos.
El emporio económico y de terror de los Caballeros Templarios abarcó prácticamente todo el estado de Michoacán y las entidades circunvecinas, apoderándose de innumerables bienes como casas, ranchos, departamentos, ganado, gasolineras y minas, de las cuales fueron incautados un millón de toneladas de hierro extraído ilegalmente para ser enviados vía puerto Lázaro Cárdenas a China y a su vez intercambiado por precursores químicos para la elaboración de drogas sintéticas y metanfetaminas. De tal manera que la penetración social de este grupo criminal, para incrementar sus ingresos se extendió también al cobro de cuotas a productores del campo, a empresarios, a transportistas, a comerciantes y al ciudadano común. Con el arresto de La Tuta, lo reiteramos, se dio un gran paso para detener la violencia en Michoacán, pero entendemos que no significa la eliminación definitiva del problema, pues falta mucho por hacer en materia de seguridad, pero hacemos votos para que el gobierno federal siga implementando estrategias como ésta para lograr la estabilidad y la paz en Michoacán y el país.
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