Viernes, 22 Noviembre 2024
Lunes, 09 Marzo 2020 11:26

Columna El Meollo del Asunto: Lo Bueno

Escrito por

 

Por: Daniel Valles.

 

Lo bueno, o el bien, según Tomás de Aquino, tienen varias “tonalidades” y es como los colores primarios. Los que difieren uno del otro. Los que no pueden llenar el espacio vital del otro.

 

Son irreductiblemente diferentes uno de otro. Así, “lo bueno” debe de ser buscado y hecho. “El mal”, evitado.

 

Se escucha sencillo, pero no lo es. De hecho, es extremadamente difícil.

 

De ahí las diferencias en “tonalidades” que se tienen entre las personas e instituciones para entender las situaciones de la vida.

 

“Tonalidades” que marcarán o darán “color” a los diferentes tipos de lo que es bueno, o del propio bien.

 

De ahí que se diga y se acepte hoy en día que algo que es bueno para ti, no necesariamente es bueno para mí.

 

De igual forma, se afirma que no todo bien, lo es para todos.

 

El problema radica, de acuerdo a Aquino, a que el bien o lo bueno atrae a otros tipos de “bien”. Lo que se ha demostrado que no es así.

 

El problema radica en que la hipótesis de Aquino da color y se “ve” bien, nos gusta. Pero no es así en realidad.

 

El bien o lo que es bueno para todos, ha de ser revelado al intelecto de las personas. Es un misterio cómo esto sucede. Pero sucede.

 

Es así cuando nos damos cuenta de qué tan equivocados o ciertos estamos en algo que considerábamos de una forma y ahora, lo vemos de otra. Las “tonalidades” varían y luego “se igualan”.

 

Siguiendo la analogía inicial, los colores primarios o naturales en apariencia ya no son tan importantes. Pues hay muchos nuevos colores que han tomado vida a partir de los primarios. Es decir.

 

La cultura se ha vuelto más Utilitaria que antes y con base a esa doctrina del Utilitarismo, es que se presenta el concepto de lo bueno, el bien y hasta de la justicia.

 

Como ejemplo palpable y real tenemos la marcha del día de ayer, 8 de marzo.

 

Una marcha que busca el bien para las mujeres. Una marcha que busca justicia para las familias que han sufrido la pérdida de un ser querido. Una mujer, en este caso específico.

 

Para obtener el bien, para obtener justicia y para lograr lo bueno, salieron a la calle a protestar.

 

Algunas mujeres se desnudaron por completo y presentaron una actuación o preformance, como gustan de decir hoy.

 

Otras no se desnudaron por completo, sólo se quitaron su blusa y su sostén y se rayaron los senos y la espalda con consignas pidiendo justicia y buscando el bien para las mujeres.

 

Otras, usaron pañoletas moradas y se juntaron con otras “amiguis” para tomarse una foto y para que constatara que estuvieron en la marcha de las mujeres. Que es por el bien de las mujeres y para pedir justicia para las mujeres.

 

Algunas otras se vistieron de negro. Se encapucharon como comandos terroristas. Rayaron todo lo que encontraron a su paso.

 

Lanzaron bombas molotov. Con una de ellas quemaron a una mujer periodista que cubría la marcha. Intentaron quemar vivo-al menos-a un hombre. A muchos otros les hicieron todo tipo de abusos violentos en nombre de la justicia y para buscar el bien. Es otro tono de color.

 

Así se repitió en muchas ciudades del país. Tal vez en las capitales de los estados. No hay un reporte de cuáles sí y cuáles no.

 

El denominador común ha sido el hartazgo que expresan las mujeres ante algo que se conoce como violencia de género. Lo que tiene muchas tonalidades.

 

Se dice que la violencia de género es la que sufre una mujer a manos de un hombre, sólo por ser mujer.

 

La tonalidad de esto, o no ha sido entendida a cabalidad por los hombres o por la sociedad, o alguien sufre de daltonismo.

 

Se habla de ello y se asegura que sucede como pasó en la Alemania nazi.

 

Donde se perseguía a judíos, negros, mulatos y gitanos, sólo por el hecho de serlo.

 

Y en ahora, en relación con la violencia contra la mujer por el hecho de ser mujer, la tonalidad está muy difusa y es variada.

 

Pues hoy, a cualquier mujer que es asesinada o muerta por cualquier motivo, la pasan a engrosar las estadísticas de mujeres muertas. Sin importar la causa.

 

Así lo muestran las notas periodísticas que tengo en mi poder. Donde por diversas causas, seis mujeres fueron asesinadas el día domingo, 8 de marzo pasado, ayer. Pero no se dice, no se aclara, ni se percibe que haya sido por motivo de su género.

 

De entrada, el cadáver es femenino y así se investiga con perspectiva de género. Así sucedió en Ciudad Juárez en la década de los noventa del SXX.

 

Lo que hizo que los números de asesinatos crecieran de tal forma que a la ciudad se conoció como la capital mundial de los feminicidios. Y se le conoce así malamente, hasta el día de hoy.

 

Así es la “tonalidad” de las mismas manifestaciones de ayer que solicitan justicia mediante el uso de bombas Molotov, quema de banderas mexicanas, pintas y agresiones a los hombres que se cruzaron en el camino de quienes se “disfrazan” de negro y ocultan sus rostros para cometer un crimen. Intensa. De un negro muy subido.

 

La gran mayoría de la gente entiende y hace común la causa de las mujeres.

 

Hay dolor y empatía de muchos de nosotros ante este tono de rojo que ofende, que daña y asesina.

 

Entendemos el negro. No lo vemos igual. Y no por no ser mujer. Sino porque está distorsionado, mezclado.

 

El tono de negro que se ve en las manifestaciones feministas que queman, rayan, destruyen y por medio de la violencia amedrentan a todas las personas, incluidas las de su propio género, esta tonalidad no sólo no gusta, sino que no se ve de la misma forma cómo la ven ellas.

 

La autoridad, por conveniencia política, engañosa y farisaica, lo tolera.

 

¿Por qué? Porqué se sufre de daltonismo. O porque no se quiere ver lo obvio.

 

Y sabemos que: “no hay peor ciego, que el que no quiere ver”. Ahí El Meollo del Asunto.

 

 

 

Daniel Valles

Periodista @ELMEOYODLASUNTO

danielvallesperiodista.com | Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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