Fiel militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en su juventud, se sumó a las filas de la izquierda local por instrucciones del poder local, las que recibió de su entonces jefe, el Procurador General de Justicia, ya que cobraba como agente del ministerio público.
Luis Miguel Barbosa Huerta, conocido desde la escuela como “El Ñoño”, empezó así una larga y fructífera carrera que hoy lo tiene sentado en un escaño como coordinador de los perredistas en el Senado de la República.
Desde esa posición aspira a ser candidato a gobernador en 2018, incluso como independiente, si como supone, pierde el respaldo del Partido de la Revolución Democrática (PRD), lo que está a punto de suceder porque sólo ocupa una posición en el Comité Ejecutivo Nacional.
Eligió el día de ayer para regresar a Puebla y reunirse con los medios, para confirmar como verdades las revelaciones hechas en días pasados por los columnistas Ricardo Alemán y Raymundo Riva Palacio.
En el primer caso, que hay un acuerdo en las altas esferas de la política mexicana para que el partido Acción Nacional (PAN) gane las elecciones de gobernador en junio, con el fin de fortalecer la posición de Rafael Moreno Valle al interior de su partido y sea el candidato presidencial que negocie con el PRI y para que juntos venzan a Andrés Manuel López Obrador en 2018.
El senador perredista también se refirió a los acuerdos cupulares -por él confirmados- para que los partidos del Trabajo (PT) y Nueva Alianza (PANAL) se sumaran en Puebla a la coalición que encabeza el PAN, gracias a la intervención de la Secretaría de Gobernación. El PRI, dijo, está dividido entre la dirigencia que encabeza Manlio Fabio Beltrones, y el grupo del gabinete con Miguel Ángel Osorio Chong a la cabeza.
Regresó el domingo para anunciar que reactivará su actividad política en Puebla, que tiene por objetivo construir su candidatura como gobernador en 2018, con o sin el PRD, pues Barbosa se declaró dispuesto a competir por la vía independiente, de no encontrar un ambiente propicio en el interior de su actual partido.
De paso llegó para justificar su actitud reciente de romper los acuerdos con el gobernador Rafael Moreno Valle, su aliado hace seis años, con los que mantuvo su dominio sobre la estructura perredista y fue postulado como senador en la primera posición de la lista cuando ya empezaba a tener problemas con los líderes de Nueva Izquierda, corriente que de manera renuente lo respaldó.
Habló ayer más de una hora, declaró y especuló mostrándose siempre con la intención de hacerlo “sin tapujos” lo que le conviene aparentando presentarse como un político honrado, que no lo es.
Su buen nivel en la política nacional, que lo llevó a ser el Presidente del Senado durante 2015 lo ubicaron en una zona de confort donde encargó su cacicazgo local a su fiel Erick Cotoñeto y puso como dirigente estatal del PRD a Socorro Quezada.
Pocas veces regresó a Puebla y lo ha hecho preferentemente a Tehuacán, donde tiene un Consorcio Jurídico que en los últimos años le ha generado considerables rendimientos económicos.
Se olvidó de los perredistas poblanos, tanto que no controla el Consejo Estatal en el que su grupo es minoría y por ello regresó para advertir que hay presiones contra el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que resolverá esta semana, quizá mañana: los recursos de inconformidad promovidos por los consejeros que llevaron a cabo la sesión del 25 de enero pasado en la Ex Hacienda de Chautla y la cual “Los Ñoños” en realidad quisieron reventar.
La coalición del PRD con el PAN es legalmente imposible y será el CEN perredista quien decida el nombre de su candidato, pero quieren hacerlo de una forma consensuada con todas las corrientes y Barbosa está empeñado en que sea Roxana Luna Porquillo.
Lo hace no porque la respete -no forman parte de la misma corriente- sino porque es enemiga de Moreno Valle y considera que es lo que le conviene ya que tiene intenciones de presionar y sacar
más provecho del gobierno actual. Por eso su versión de que espera seguir siendo amigo del gobernador.
El senador se amarra el dedo porque sino es Roxana Luna sentenció que será un “pelele” del gobernador el candidato perredista que dispute la gubernatura en las elecciones del 5 de junio.
Olvida que él no aceptó la postulación, a pesar de ser la figura poblana más importante en ese partido, no lo hizo porque sabe que la suya sería una derrota estrepitosa que le impediría construir su proyecto para 2018.
“No le voy a pedir permiso a nadie para buscar la candidatura que me interesa; a nadie, ni a mi partido, porque si no hay una participación sana desde mi partido, buscaré ser candidato independiente, se los digo. Yo mantengo una posición de convicción frente al hecho político del ámbito en donde pertenezco, eso lo dejo claro”, más preciso no pudo ser.
En este momento no domina la estructura estatal perredista, por eso el anunció de su candidatura independiente y aunque hará todo por regresar, los perredistas poblanos lo conocen y no quieren volver a someterse a su cacicazgo, tanto que las corrientes que se les sumaron los han dejado solos a él y a sus fieles.
De lo que no habló Barbosa fue que su designación como coordinador de los senadores perredistas fue por instrucciones de Los Chuchos con quienes rompió meses después, cuando tenía el apoyo de la Secretaría de Gobernación, cuyo titular Osorio Chong pidió a Carlos Navarrete, cuando tomó la dirigencia nacional, que ratificara al poblano.
Con un tono de “perdonavidas” afirmó ayer que Moreno Valle no perderá si Tony Gali no triunfa en junio.
Perdió el gobernador poblano al tener aliados como Luis Miguel Barbosa, que quiso imponer condiciones inaceptables y fueron tan altas mañosamente porque en ese momento ya recibía línea del PRI, partido al que de alguna forma le es aún fiel.
Es “El Ñoño”.
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